CATORCE DEL DOCE
Dónde escuchar tu voz tras tu partida.
En qué lugar de sombra hallar tu mano.
Qué esfuerzo debo hacer que no sea en vano
para tenerte aquí, madre querida.
Imposible, lo sé. Así es la vida.
Si hoy quiero tocar tu pelo cano
mis dedos sólo rozan un malsano
vacío. Donde tu luz, una herida.
Ya sé que no vendrás, pero te espero,
con alma en cruz y corazón helado.
Sentirte aquí, aunque resulte extraño,
como si aún siguieras... Qué sincero
el deseo llevándome a tu lado.
Pero no estás. Y es tu cumpleaños.