HOMILÍA DE LUNES
Tampoco hay que excederse con los sueños.
No esperar imposibles como lelos.
Jamás podrá con mares ni con cielos
por valiente que sea nuestro empeño.
Ante todo soñemos como humildes.
No pequemos de utópicos o necios.
Nuestra fragilidad no tiene precio.
Nos perdemos más pronto que una tilde.
Y luego es complicado componernos
pegado el castañazo en los infiernos
de los duros ladrillos del molino.
Ante tanto gigante imaginado
prefiero echar a un lado lo soñado
que estamparme en las aspas del destino.