Soneto 118

HISTORIAS DE LA PUTA MILI

Risa tonta y albóndigas en leche.
Viva el rey de la quinta goleada.
Pierde o gana, birra garantizada.
Hoy por ti, y mañana te aproveche.

Y el padre pierde al hijo en su taller.
Y a veces el cuartel era un burdel.
Y a escondidas lo hacía el coronel.
Y todo por la patria ha de valer.

Un año de mi vida es más que un año
para andar con pamplinas malgastando.
Ningún bien hace bien haciendo daño.

¿Seguirá tan gracioso aquel sicario?
¿La habrá palmado aquel borracho mando?
Que su trapo le sirva de sudario.

Soneto 117

VAYA PLAN

Mi inspiración se me ha puesto de huelga,
a puerta cerrada a canto y a cal.
Y yo le parezco a la patronal,
meditabundo y con cara de belga.

Ese salario no da pa una acelga,
me dice. Que abuso y soy informal;
déspota; dictador; señor del mal.
Que una de dos: o claudico o me cuelga.

Menos sonetos y más vacaciones,
que descansada trabaja mejor,
que esto no es China ni el Asia menor.

Más rima libre sin complicaciones,
menos poemas y extienda la prosa,
o acabaremos los dos en la fosa.

Soneto 116

ROSA QUE YA NO ESTALLA

Dichosa la piedra que no padece,
el labio que difunto y frío calla,
la rosa que en la fosa ya no estalla,
la cruz cuando el amor desaparece.

De ciprés y camposanto parece
el alma que se llena de metralla;
el aire se marchita, el pulso falla,
y en larga noche el corazón se cuece.

Larga noche y el día se retuerce
en la garganta igual que una serpiente,
aprieta, ahoga, tiene olor a muerte.

Olor a muerte tiene y muerte ejerce,
igual que en su pañuelo lentamente
se disipa un perfume, lacio, inerte.

Soneto 115

DE ALGÚN MODO

Viajando en autostop llegué a la meta.
Jamás compré billete hacia el parnaso.
Del monte del olimpo no hice caso.
Por puro yo qué sé me hice poeta.

Enredo lo sencillo si me peta.
Deslío los enredos a mi paso.
Soy la gota que nunca colma el vaso,
una carta de amor sin estafeta.

Suspiro a cada rato y lloro mucho,
por un poco, por medio, por el todo.
Sobre todo es conmigo con quien lucho.

Yo trato de expresarme de algún modo.
En el arte del verso no soy ducho.
Intento como puedo huir del lodo.

Soneto 114

SIN HACHE Y CON UVE

No sé si me llegaste por la izquierda
una noche en que sin hache y con uve,
hibernaba trenzando firme cuerda
con que poder cazar alguna nube.

Yo andaba por la tierra de ermitaño,
más perdido que Chencho en la Gran Vía,
mirando hacia el balcón del desengaño,
vecino de la rue Melancolía.

Qué pronto me curaste las heridas.
Qué pronto me cortaste las cadenas.
Tu manita al timón, mi salvavidas.

La virgen del Carmelo es un camelo
al lado de tu hechizo quitapenas.
Mi maguita de Oz, mi caramelo.