SIN PENA NI GLORIA
Tardó tanto en morirse el desgraciado,
que supo conseguirse un buen entierro,
a su modo, más mudo que sonado,
sin cura ni abogado o testaferro.
Tardó tanto en morir el desdichado,
que pudo irse quitándole hierro
al asunto. Fue tan disimulado,
que al partir no lo supo ni su perro.
Sin plañideras de falso disgusto,
sin lazos ni epitafios con su nombre,
así se nos murió este pobre hombre.
Vivió tan justo que dejó lo justo:
un reloj automático del padre,
secretos que no supo ni su madre.
martes, 26 de noviembre de 2019
viernes, 22 de noviembre de 2019
Soneto 141
LAS DEL PRINCIPIO
Grandilocuentes palabras, qué ripios.
Si como un árbol fuese el diccionario
y un fuerte viento le soplase a diario
quedarían sólo las del principio:
Padre, Madre, Cuna, Nana, Almohada.
Sol, Tierra, Luna. Agua, Abrazo, Amable.
Las fuertes por profundas y arraigadas:
Frío, Soledad. Guerra, Miserable.
Las más humildes, las universales:
Luz, Corazón, Sentido, Sentimiento.
Esperanza, Calor, Entendimiento.
Las que por simples son las principales.
Las necesarias para cualquier hombre:
Pan, Abrigo, Amigo. Tu mismo nombre.
Grandilocuentes palabras, qué ripios.
Si como un árbol fuese el diccionario
y un fuerte viento le soplase a diario
quedarían sólo las del principio:
Padre, Madre, Cuna, Nana, Almohada.
Sol, Tierra, Luna. Agua, Abrazo, Amable.
Las fuertes por profundas y arraigadas:
Frío, Soledad. Guerra, Miserable.
Las más humildes, las universales:
Luz, Corazón, Sentido, Sentimiento.
Esperanza, Calor, Entendimiento.
Las que por simples son las principales.
Las necesarias para cualquier hombre:
Pan, Abrigo, Amigo. Tu mismo nombre.
miércoles, 20 de noviembre de 2019
Soneto 140
PORQUE SÍ
No quiero resultar presuntüoso,
del peor trovador soy su lacayo.
Mas donde alcanzo te lo doy gustoso.
Si te han robado abril, yo te hago un mayo.
Quizá no sea tan verde, aunque sí breve.
Prefiero ser honesto que fantasma.
Quizá no pueda contra tanta nieve
que a ti te tiene triste y yo con asma.
Lo que quiero es decirte que por mí
te haría del cielo un prado florecido,
que el negro es un azul adormecido,
que ya vendrá un mañana porque sí,
primaveral, exultante de flores
y de alegría. Pero no me llores.
No quiero resultar presuntüoso,
del peor trovador soy su lacayo.
Mas donde alcanzo te lo doy gustoso.
Si te han robado abril, yo te hago un mayo.
Quizá no sea tan verde, aunque sí breve.
Prefiero ser honesto que fantasma.
Quizá no pueda contra tanta nieve
que a ti te tiene triste y yo con asma.
Lo que quiero es decirte que por mí
te haría del cielo un prado florecido,
que el negro es un azul adormecido,
que ya vendrá un mañana porque sí,
primaveral, exultante de flores
y de alegría. Pero no me llores.
sábado, 16 de noviembre de 2019
Soneto 139
VIRGENCITA, VIRGENCITA
Será que ya comienzo a hacerme viejo,
será que me enderuzco lentamente,
volaron ideales de mi mente,
menguó la fé, se me arruga el pellejo.
Si alguna vez conté con cierta magia
ya no saco palomas del sombrero.
El tiempo se desangra traicionero,
no sé con qué cortar esa hemorragia.
Si acaso mantener esta locura,
que bien sé que no cura, pero calma,
de pintar cada noche con embustes.
La escritura es mi paz y mi armadura,
mi desorden para ordenar el alma.
Que no me ajusten mi desbarajuste.
Será que ya comienzo a hacerme viejo,
será que me enderuzco lentamente,
volaron ideales de mi mente,
menguó la fé, se me arruga el pellejo.
Si alguna vez conté con cierta magia
ya no saco palomas del sombrero.
El tiempo se desangra traicionero,
no sé con qué cortar esa hemorragia.
Si acaso mantener esta locura,
que bien sé que no cura, pero calma,
de pintar cada noche con embustes.
La escritura es mi paz y mi armadura,
mi desorden para ordenar el alma.
Que no me ajusten mi desbarajuste.
domingo, 10 de noviembre de 2019
Soneto 138
HONDA PLUMA
Esperanza de luz, hacia la luz a oscuras.
Cada vez más adentro, cada vez más arriba.
Hacia la alta cumbre de claridades puras,
sin tregua ni descanso, desde una sombra viva.
Honda pluma en un pozo, tu sangre sin fisuras,
en mundos corazón tu corazón deriva.
Leve pluma en el aire, tu sangre en las alturas,
para la sombra libre, para la luz cautiva.
Bajo la piedra dura, aquel espino raro.
Tal vez fuera el comienzo de tu camino lento,
en viaje sin retorno, tu viaje sin regreso.
Esperanza de luz, hacia un mañana claro,
abierto como brazos que pretenden ser viento,
manifestada luz en lágrima o en beso.
Esperanza de luz, hacia la luz a oscuras.
Cada vez más adentro, cada vez más arriba.
Hacia la alta cumbre de claridades puras,
sin tregua ni descanso, desde una sombra viva.
Honda pluma en un pozo, tu sangre sin fisuras,
en mundos corazón tu corazón deriva.
Leve pluma en el aire, tu sangre en las alturas,
para la sombra libre, para la luz cautiva.
Bajo la piedra dura, aquel espino raro.
Tal vez fuera el comienzo de tu camino lento,
en viaje sin retorno, tu viaje sin regreso.
Esperanza de luz, hacia un mañana claro,
abierto como brazos que pretenden ser viento,
manifestada luz en lágrima o en beso.
viernes, 8 de noviembre de 2019
Soneto 137
LETRAS SIN RIGOR
Hoy que tengo encendida la bombilla
que indica repostar inspiración,
que toda rima suena a pacotilla,
sin GPS de tu dirección.
Hoy que el cartero me robó el tintero,
que el duende me demanda por sus rentas,
que el viento me denuncia de embustero,
que el Wi-Fi no va bien por las tormentas.
Hoy que la luna se muere de otoño,
que voy trenzando letras sin rigor,
que en todo verso estoy de polizón,
que todo lo sublime se hace ñoño,
por vicio, por orgullo, sin pudor,
le escribo este soneto a un corazón.
Hoy que tengo encendida la bombilla
que indica repostar inspiración,
que toda rima suena a pacotilla,
sin GPS de tu dirección.
Hoy que el cartero me robó el tintero,
que el duende me demanda por sus rentas,
que el viento me denuncia de embustero,
que el Wi-Fi no va bien por las tormentas.
Hoy que la luna se muere de otoño,
que voy trenzando letras sin rigor,
que en todo verso estoy de polizón,
que todo lo sublime se hace ñoño,
por vicio, por orgullo, sin pudor,
le escribo este soneto a un corazón.
sábado, 2 de noviembre de 2019
Soneto 136
ENVUELTA EN LUZ
«Estaba ahí; yo sólo quité el resto»,
decía Miguel Ángel, gran maestro.
Con qué martillo y qué cincel modesto
podré quitarle al viento su siniestro
envoltorio, tan fríamente denso,
para tenerte aquí, al lado mío,
exactamente tú, como te pienso,
como te precisa mi desvarío:
tan de cálida carne envuelta en luz.
Sacarte de la piedra del ensueño,
leve como las hojas en otoño,
desprendida del mármol de esta cruz,
y cayeras en mí con ese empeño
que derrama la luna en los madroños.
«Estaba ahí; yo sólo quité el resto»,
decía Miguel Ángel, gran maestro.
Con qué martillo y qué cincel modesto
podré quitarle al viento su siniestro
envoltorio, tan fríamente denso,
para tenerte aquí, al lado mío,
exactamente tú, como te pienso,
como te precisa mi desvarío:
tan de cálida carne envuelta en luz.
Sacarte de la piedra del ensueño,
leve como las hojas en otoño,
desprendida del mármol de esta cruz,
y cayeras en mí con ese empeño
que derrama la luna en los madroños.
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